CYBER...UNA LÁGRIMA, UN CORTADO, CON CREMA, BIEN FUERTE, LIVIANO
Hoy tuve la desgracia de tener que entrar en un ciber-café después de mucho tiempo y observar lo que no había sido capaz de observar en ese mucho tiempo. No está mal. Los trabajos que se realizan, los datos conseguidos se pueden imprimir o archivar en un diskette; también se ofrece correo electrónico personal, cursos para aprender a navegar (con aperitivo incluido), y hasta ocurren hechos "conmovedores" como... el chateo. Los solitarios inagotables de Buenos Aires "charlan" por la Red, se dicen todoloquepiensan y después de varias semanas, meses, de pasarse datos sobre sus vidas y sus desgracias amorosas, pueden conocerse y –si el flujo ideacional lo avala– formar parejas. Sí, sí. Hoy no hace falta frustrarse en un boliche, perder tiempo en elegir la mejor ropa y el mejor perfume y, de últimas y peores, volver a casa solo y con olor a pucho.Por ahora hay doce mil abonados a la Red, pero Argentina, luego de Estados Unidos y Canadá, es el país con mayores posibilidades de expansión en este área. El dato podría masajearnos el ego y hacernos sentir curiosos, inteligentes o con afanes de progreso, mas cabe preguntarnos: ¿hay tanta gente sola? Sí. Gente que es capaz de viajar miles de kilómetros y gastar dos mil dólares en cuatro días para encontrarse cara a cara con ese extranjero/a con quien chateó durante semanas. Gente que dice la verdad y gente que miente descaradamente para provocar interés o mayor impacto.
Hasta acá, lo que puede pasar en el Café Cibernético. Ahora metámonos en casa, cerremos las puertas y bajemos las persianas... A lo ya mencionado, los efectos posibles del chateo pueden ser varios:
1. Seguir chateando por varios días.
2. Si ambos tienen micrófonos, pueden conocer sus voces en el momento.
3. Si tienen cámaras, pueden conocer sus caras, sus cuellos, y sigan bajando...
Esto significa que hoy, alguien que está absolutamente solo puede, frente a su PC, tener la noche más apasionada con uno o varios abonados a la Red. En fin, una manera más de dejar de estar solo, o, si se transforma en rutina, de estar más solo que nunca.
Entonces, por cierto, el malestar también puede filtrarse en lo cibernético: no lo conjura una máquina, ni dos, ni la Red. Todo depende de cómo pendamos del hilo de la incomunicación que esta supercomunicación nos brinda. Que esta alternativa maravillosa nos ayuda a conocer lo que pasa en el otro extremo del planeta segundo a segundo, es indudable. Que las grandes empresas aumentan sus ingresos optimizando desde la celeridad que el servicio aporta, es una verdad incuestionable. Pero... hasta donde sé, no sólo de tecnología se nutre el hombre. Si perdemos de vista que los domingos son de guardar, que la playa es para las vacaciones, que la pasta casera es mejor, que disfrutar el silencio con un amigo es indispensable, estamos en condiciones de decir que navegamos hacia la alienación.
P.S.: Lo necesitaba... porque debido a esta supercomunicación incomunicativa no me siento digna de poder hablar en tiempo real con Nico ... jaja cuando el anda por cerca del teclado yo no estoy y viceversa.. Cierto que existía el teléfono no????
Libellés : FOOLOSOPHY
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