Ford Ka 0 km : $23.000
Hacer que el cuentakilómetros de tu auto llegue a los 10.000: no tiene precio.

Hoy es un día digno de contar, cualquiera diría que para una mujer el momento más feliz de su vida son esos 3 segundos que se suceden cuando atraviesa la puerta de un shopping. Desgraciadamente, para mi no es lo más grato que me pueda suceder.
Esta mañana me tuve que levantar con el mismo ánimo de ayer para ir a comprar esas benditas zapatillas que quiero desde hace.... ¿3 meses? Bueno, he de aquí que, luego de haber recorrido ayer cuanta casa de deportes y/o local donde haya muchas zapatillas, y luego de haber visto cuanto modelo haya sobre la faz de la tierra, no logré mi cometido, entonces me propuse continuar con la tediosa tarea el día de hoy.
Temerosa de no encontrar ningún objeto de mi deseo (incluyase el denominado "príncipe azul") atravesé, o me atravesó, el aire acondicionado de la puerta mecánica del Alto Palermo... sisisi ese mismo que después de que una se pasó fácil 4 horas frente al espejo tratando de hacer algo "decente" con sus salvajes rulos, el muy pícaro te despeina como si nada. Junto con esa actitud salvaje, me atacó la tos y un frío repentino que me congeló hasta el huesito dulce. Entré a dar vueltas por acá, por allá, y en una de esas los hipnotizantes carteles de Liquidación 50% off, Sale, Happy Hour, Descuento Loco... hicieron su efecto.
A medida que iba entrando a los locales para revolver a ver si encontraba alguna ganga, me fui intoxicando con el maldito aromatizante de aire acondicionado de las distintas marcas. Porque en KSK usan uno con aroma tutti frutti, en Akiabara otro con aroma musk, en Complot uno con aroma indefinido.... y asi. La cuestión es que terminé mi día con un revuelto de estómago, debido a la alta dosis de aromatizante alojada en mis pulmones, llena de bolsas, las cuales todavía no me atrevo a abrir, y sin zapatillas.
Pero, por suerte, la vuelta a casa tuvo su recompensa, el ratoncito, quien no para de darme una alegría tras otra, después de haberme llevado al sur a esas vacaciones maravillosas, me estaba avisando con su cuentakilómetros que estaba en 9999.... increíble fue ese segundo en el cual las cuatro cifras no hicieron mas que esfumarse para convertirse en 5.... un 1 y cuatro ceros que le seguían... así, la angustia se me tornó en pura emoción, se me fue el revuelto de estómago y me di cuenta de lo afortunada que soy... La sencillez hace mas que mil palabras ....
p.d. La foto es alusiva a una remera que me compré... ya verán... ya me acostumbre al Cebris que me puso Hue...