DE BUEYES PERDIDOS
HOLA POLLIS!!! COMO ANDAN?? FINDE... EMPEZO BIEN TERMINÓ ABURRIDO... Fue bastante raro percibir cómo paulatinamente lo que había empezado con un aire de esperanzas terminó de la forma mas burda. Pero bueno, era de esperarse... ultimamente no todo suena tan aventurado como lo es realmente y no todo es tan grato como suena... A raiz de esta mutacion decidi destacar lo que realmente me sacó de quicio.... porque en principio no quiero destacar otras tantas cosas que lo lograron transitoriamente, ya que ésta fue la maxima.
El viernes, movedizo esqueleto de por medio, salida con todas las luces... el sabado responsabilidad ante todo... estudio con iani y luego ratiparty a la noche....(ejem ejem.... me agarro la tos... buen no importa... lo dejo pasar) ratiparty el cual era bastante esperado... pintaba divertido... pero chicas se quedaron cortas.... muy flojas ehhh??? y buen esas cosas pasan..... el domingo... mucho no me acuerdo porq me la pase durmiendo con los ojos abiertos entre el sueño que tenia de la noche anterior y ese flashback que a uno le provoca cuando se reencuentra con parientes que mucho no le van ni le vienen.... Pero el domingo, sinceramente, fue el que me sacó de las casillas... es tan superficial la vida que llevamos??? no hay otra cosa que nos llame mas la atencion que jugar al truco con gente que no la ves hace 21 años???????? la verdad ..... CUAC... en mayuscula.... y a raiz de todo eso una reflexion no me dejo dormir durante toda la noche, entonces, la resumo a continuación...
¿Qué sería de nosotros si no hubiera diferencias y variantes climáticas? ¿Qué sería del género humano en un mundo sin estaciones o con estaciones totalmente previsibles, con veranos, otoños, inviernos y primaveras sin sorpresas ni cambios bruscos? En primer lugar –primera consecuencia–, no hablaríamos ni la mitad de lo poco que hablamos. ¿Cómo empezar una conversación? ¿Cómo sortear el embarazoso momento del inicio de una reunión con gente no muy conocida? ¿Cómo podríamos relacionarnos sin los ¡qué calor!, ¿no?; sí, pero por lo menos no hay humedad; ah, sí, claro; yo igual prefiero el verano; ¡ah, no, yo estoy mejor en el invierno!, no sé, me da más ganas de trabajar y hacer cosas el frío; ay, a mí no, a mí el frío me anula, me tira para atrás; a mí el verano me gusta si puedo estar en una playa sin nada que hacer; ah, sí, ¡que vivo!, ¡a mí también!; yo lo que tengo son alergias y los cambios de estación me las agudizan, ¡se viene una tormenta!, ¡yo lo siento en los huesos!; ¡sí, pero si llueve y no refresca hervimos y es peor!; ¡ay, sí, si no cambia el viento, vamos muertos!, ¡mirá las hojas de los árboles, ni se mueven, parecen de madera! ¡Y pensar que en Europa están congelados! ¿Viste la televisión?, en no sé dónde, no sé si en España, Polonia o... no, era en Italia, sí, ¡estaban congelados!; y, claro, allá es invierno; mirá, hoy en día no hay más estaciones, son las talas de bosques, las cosas de la atmósfera, los aerosoles y los agujeros en el ozono, ¿te das cuenta?
Y ni hablar del otro salvavidas cuando no hay nada importante para decir o, mejor aún, cuando no queremos decir nada importante por miedo a que verdades ocultas salgan a la luz para nuestro pesar. El otro gran tema es la salud. Contamos y volvemos a contar operaciones propias y ajenas, ejemplificamos con casos que nos han contado y, sin darnos cuenta, intranquilizamos al que está en capilla para alguna intervención quirúrgica con relatos de malas praxis y posoperatorios horrorosos, ilustrando con escenas de hondo dramatismo vividas o relatadas por parientes o amigos lejanos que pasaron a mejor vida. La larga lista de misteriosas enfermedades, alergias, úlceras, contracturas, operaciones de columna, anestesias fatales, resfríos crónicos, sinusitis variadas y curaciones mágicas alegran y amenizan reuniones, asados, casamientos, banquetes, cumpleaños y velorios.
Las peluquerías de señoras tienen también el temario farandulesco de divorcios, peleas y escándalos de la colonia artística, donde todas las actrices son mucho mayores de lo que dicen ser y donde se generan confusiones porque cada una escuchó el chimento de distinta fuente. No lo terminé de oír porque justo en ese momento volvieron los chicos del colegio y no pude prestar atención. O se confunden los nombres de tal o cual vedette y siempre hay tontas en el grupo que jamás recuerdan claramente nada, así que comienza la adivinanza: Es esa rubia, bah, rubia por la fuerza, ¿viste?, es esa rubia de lindos ojitos que trabajó con ese muchacho morocho, ¿te acordás?, en esa novela que pasaba en un barrio... ¡ay!, ¿cómo se llamaba?... es rubia, ¿viste?
Cerca de la peluquería, el elemento masculino habla de fútbol con convicciones fundamentalistas que provocan polémicas interminables matizadas con chistes y también chimentitos picantes acerca de tal o cual esposa espectacular de algún crack de moda o en ligera decadencia.
En fin, ¿qué sería de nosotros sin el tiempo, la salud, la farándula, el chisme y el fútbol? ¡Apocalipsis! En realidad, la mayor parte de nuestra vida hablamos sin ton ni son, conversaciones intrascendentes y previsibles. Pero, entre medio de tanta obviedad y repetición, de pronto nuestro corazón da un brinco y sale un ¡te amo! o un ¡voy a tener un hijo! o ¡esto se acabó! o un esto me va a servir de lección o ¡me recibí! o me voy para siempre o un ¡me quedo, ayudame!
Y en cada uno de esos episodios de vida la temperatura, los achaques, la vida de los otros, el fútbol y el chisme se convierten en fantasmas desarticulados que vagan como bueyes perdidos en medio de la nada.
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