PSICOSIS DE UN TEXTO
Había una vez un texto que renegaba de su condición de texto porque le tenía miedo a la muerte. Cuando se enteró de que sus parientes lejanos (ciertos cuadros, esculturas y películas por la parte materna) habían sabido alcanzar la inmortalidad, los envidió con violencia. Desde su nacimiento (cuando alguien escribió que Había una vez un texto), no hizo más que pensar en el momento último de su existencia, aterrorizado. Lo que nunca supo, es que también para él la inmortalidad era factible, que podía trascender en el tiempo y burlarse del almanaque ridículo, otra de las mil mentiras humanas. Lo único que tenía que hacer era construir su propio significado para que cualquier memoria ajena lo retuviera, es decir que bastaba sólo con hacerse necesario para alguien. Pero éste era un texto débil, no tenía la fuerza suficiente para cargar contenido. Por eso se abandonó al correr de las letras y cayó en la aceptación del final, conciente de que ahí terminaba todo y era irreversible. En vivo y en directo desde el pie del párrafo, lamentamos tener que anunciar que a sus 15 oraciones de vida, el texto sufrió un ataque lingüístico de punto final y falleció. Informan fuentes oficiales que se trató de una muerte doble: murió el texto y su sentido. Nadie recordaba haberlo leído.
1 Comments:
POBRECITO!ME DIO TERNURITA
PABLOZ
10:40 PM
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