Pata de Elefante

Anoche, confieso que no me pude dormir. Me quedé asustada luego de la mirada acusadora de un compañero de danza, quien, luego de rozarle con mi brazo, no supo aceptar mis cálidas disculpas.

Es cierto que no muy a menudo se ven bailarines excedidos de peso. Es más, el entorno artístico propio de la danza hace que se de la situación contraria. Pero, afortunadamente, en este caso no hemos de quitarle al muchacho en cuestión sus ansias de llegar alto y que, quizás, termine siendo un Nureyev.

Aunque es verdad que grotesco se lo ve bailando al ras del suelo, debido a tu excesivo índice de masa corporal, con entusiasmo intenta hacer flying-low y ponerse con la cabeza sobre sus rodillas le resulta casi imposible. Sus pies causan pánico dado que son como patas de elefante que guardan rencor por no poder calzar zapatillas de puntas y amenazan con aplastar cualquier piecito, como el mio, que se encuentre a su alrededor. No obstante esto, el muchacho es de esos que, orgullosos por lo que creen que les queda lindo, andan con calcitas y polainas al tono.

Espero no equivocarme al plasmar todo este temor que me genera que tal mole me haya mirado con aire de "Nena me molestás".