"DEDICADO a los pecados de la juventud, al desorden de principios como medio en la universal era del universal desencanto y a la absoluta rebelión frente a la totalidad de la simpleza, así como a la libertad en sí misma..."Alfred Jarry

samedi, juillet 02, 2005

PARA VOS TALI...De príncipes y azules (n!)

Y BUENO TALI TE CONTESTO ... SEGUIMOS CON ESTA CUESTION DE LOS PRINCIPES AZULES... NO HABRA QUE CAMBIAR DE COLOR?? JAJA... ACA VA MI CORRELATO :

Por las sendas del camino de la heroína, una ya ha visto más de un príncipe autodenominado azul, más de uno consagrado con la cinta azul de la popularidad, más de otro prometiendo azul cobalto y oro como el Sevres o concentrado en el chakra azul del espíritu. Un verdadero muestrario de tonalidades azules a disposición de una, que ha elegido - y mal - tantas veces. Príncipes que destiñeron al primer lavado, aún usando los mejores jabones y cremas de enjuague; príncipes que no tenían de azul ni lo blanco del ojo; príncipes que no sólo carecían de la más delgada capa azulina sino que no habrían llegado a príncipes ni compitiendo de a cuatro para obtener cuarenta principados de premio.
¿Se ha desilusionado una por tamaña frustración? Quizás. ¿Ha dejado por ello una de proseguir por las sendas del camino de la heroína en busca de ese brillo azulado en la piel dorada de un príncipe œnico, insustituíble, signado por la vida y el destino para placer y felicidad de nuestra vida? Decididamente, no. Una no ha hecho más que equivocarse para dejar de hacerlo. Una ha llorado para limpiarse, y se ha caído para ponerse otra vez de pie. Que no podría una llamarse "heroína" si abandonara su camino y su propósito al primer traspié!
Así es que habiendo aprendido que el mero enamoramiento tiene mucho de "miento", habiendo lavado príncipes para consignar si pasaban la prueba del azul, habiendo llegado y partido más de dos o tres veces, lo que una ha hecho en el transcurso es precisar los contornos, cotejar las diferencias, y todo para conectarse con el propio deseo: ese deseo de ser feliz en presencia de lo que en verdad se quiere para una. Una ha empezado a describir y comprender qué tonos de azul no le apetecen, qué principados no habitaría ni loca que estuviera, qué caballos blancos no montaría ni disfrazada de princesa azteca. Es ahí cuando mirando atrás una descubre en un abrir grande de ojos y con el aliento contenido, que ninguno de los príncipes visitados era el propio y que es preciso seguir.
Los príncipes verdaderos - que puede llegar a ser cualquiera que encuentre a su princesa adecuada - a veces aprenden. Cuando un príncipe crece, a veces también encuentra la poci—n mágica que le permite ser azul como el Mediterráneo a los ojos de una. Entonces una llega, casi sin darse cuenta, quizás en una segunda o tercera visita casual por una comarca conocida, y de pronto le parece ver un destello de añil en la mirada, un azul de Sajonia, de Prusia o de Turquí en la mano, un tornasol verdeazulado en la brisa que acompaña al príncipe... Las aguas interiores se aquietan y tiemblan, los poros del alma se expanden, y mil sonrisas se abren como magnolias en el cuerpo. El príncipe es todo él, misma esencia que una, mismo fuego, mismo azul. Una tal vez ha llegado a destino.

BUENO, SEGUIREMOS CON NUESTRO DEBATE... AHORA TE TOCA A VOS!