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RADIOGRAFIA DE UN BOTÓN

Me resulta difícil pensar que, con lo que a mi me gustan los botones, conseguir uno en esta ciudad sea una tarea tan árdua. Lamentablemente, ayer lo comprobé, gracias a la fuga de mi botón verde, que decidió abandonar mi saco y se fue rodando por la alcantarilla de una bocacalle mientras esperaba para cruzar sin que un colectivo me despeinara los rulitos. Fue así como, de local en local, caí en lo de "Cacho"*. Por fuera, un cartel giratorio señalaba los distintos servicios que se brindaban en el mismo, entre los cuales figuraba "Mercería", entonces de cabeza me metí con ansias de resolver mi dilema del botón perdido. A mi derecha se encontraba este señor, de unos 60 años aproximadamente, quien, familiarizado con el bordado digital, hacía los últimos retoques a su nuevo diseño en letras para buzos de egresados 2007.
- Buenas, querida, ¿qué necesitas? - atento a su nueva clienta.
- Ando buscando un botón... - señalé al tiempo en que metía la mano en mi bolsillo para buscar el compañero del perdido.
- Un botón! Más que seguro que lo tengo ... porque, ¿sabés?, yo tenía fábrica de botones. - contestó Cacho.
- Ahh buenísimo, a ver, este es mi botón... - y abrí mi mano y allí estaba el mellizo del perdido.
Cacho entró a buscar y a sacar cajas de todas partes, por debajo de los mostradores de la librería acusada en el cartel, a un costado de la máquina de coser que verificaba el servicio de arreglo de ropa, entre las medias en oferta a 2.50$ especiales para niños en edad escolar.... pero lamentablemente no tuvo éxito. Sólo encontró un par de botones de color rosa que tenían cuasi el mismo formato...
Dada su frustración me empezó a contar que su fábrica de botones y, luego en los '90, importador, había cerrado por la crisis del 2001 y de todo eso sólo le quedaron 2 cosas: unos bonos a cobrar en el 2036 - a sus ciento y pico de años - y 2 hijos en el exterior. Que viajaba siempre separado de su mujer porque teme a que alguno de los 2 muera en el intento, por consiguiente si uno se muere y el otro se salva hay seguridad de que su patrimonio no va a sufrir destinos imperfectos. Que se dio cuenta de que la crisis no solamente destruyó el país sino que también destruyó familias, como la suya, que arrojó a su hijo a la tan bien nombrada España en busca de un trabajo "para ahorrar" que nunca consiguió y por el que descubrió que no era lo mismo "hacerse la América" en tiempos de la guerra mundial a que "hacerse la Europa" en tiempos de crisis argentina. Que actualmente los peluqueros que antaño se ocupaban de la belleza de las mujeres del barrio, ahora son asistentes personalizados de las modelos y, que para organizar los desfiles y el show que los rodea no les alcanza con un puñado de cortes y tinturas. Que el negocio de ahora lo manejan los afrancesados diseñadores de palermo soho, a quienes mira de reojo y con cierto asco, pero que le compran los botones naïf que alguna vez trajo de Holanda. Que tiene ganas de ponerse un spa en la casa donde vive, la cual tiene muchas habitaciones libres ya que en ella sólo habitan él y su mujer.
Espero que se acuerde de teñirme los botones rosa para hoy... asi mi saco no extraña tanto.

* De nuevo, nombre inventado a nuestro personaje...

Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices
por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino.
Algunas recorren el camino a nuestro lado,
viendo muchas lunas pasar,
mas otras apenas vemos entre un paso y otro.
(...)

Son sinceros, son verdaderos.
Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz.
Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón
y entonces es llamado un amigo enamorado.
Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios,
saltos a nuestros pies.
(...)

Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única.
Siempre deja un poco de si y se lleva un poco de nosotros.
Habrá los que se llevaran mucho,
pero no habrá de los que no nos dejaran nada.
Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida
y la prueba evidente de que Siete* almas no se encuentran por casualidad.
Jorge Luis Borges

*originalmente decia "Dos", pero somos 7 :P

Guarda que estoy por empezar.

Como podemos apreciar, los candidatos a Jefe de Gobierno porteños sacan todas su armas a la hora de hacer campaña. En esta feroz encrucijada algunos pueden salir lastimados, como es el caso de Mauricio Macri, quien ayer fue atacado como carne de carroña por los demás al trascender esta foto en la que aparece en un basural junto a una nena de Lugano.

No es que no sea morbosa la foto de un ricachón que combina sus camisas con el tono de sus ojos quien, por más esfuerzo que ponga, nunca sentirá lo que es pisar el barro del basural a diario con los pies descalzos, sino que luego de la toma, al ver que los demás salieron a atacarlo, pidió "disculpas" diciendo “Si pudiese volver atrás, le diría a Melina: ‘Retirate que estoy por empezar’”.

Al fin y al cabo, no se embarró los pies pero la salpicada puede que le manche la camisa.

The pursuit of happyness (En busca de la felicidad)

Las historias de superación y lucha contra la adversidad han tratado de inspirar a la humanidad desde sus comienzos, sin embargo, con la creación del cine y la televisión, dejaron de ser importantes herramientas argumentativas y pasaron a convertirse en un simple juego manipulador de emociones. Pero, ocasionalmente surge alguna obra que evita caer en ese fácil nicho, ofreciendo sólida narrativa sin empalagosos excesos. "En busca de la felicidad" es una de esas raras obras y merece un aplauso por el poder que su director supo imponer a la hora de manejar las emociones del espectador y por el eficiente trabajo de sus actores para lograr con exactitud dicho objetivo.
La historia se desarrolla a principio de los ochentas en San Francisco donde, Chris Gardner, promotor independiente de equipamiento médico, tiene constantes dificultades para vender los costosos y obsoletos aparatos en los que invirtió todo su dinero. Por ello, el sostén económico de la familia recae en su sufrida esposa Linda, quien rápidamente se cansa de la situación y abandona a Chris y a su pequeño hijo Christopher. Es así como, viviendo prácticamente en la calle y sin prospectos de venta, Chris decide arriesgar todo en un brusco cambio de profesión que podría significar su salvación... o su ruina absoluta.

The Queen (2006)


Stephen Frears nos ofrece una radiografía de la casa real más antigüa y poderosa a través del silencio perpetrado por la muerte de Lady Di. Este hecho le permite al director mostrar una mentalidad labrada durante siglos con tonos de orgullo y distanciamiento, por momentos de un respeto excesivo, adornado por un contexto de estudiada discreción y cuidado de las apariencias, y sustentada por los principios de la tradición y la privacidad.
Su guionista, Peter Morgan, supo hilvanar las inteligentes palabras de una reina llena de sarcasmos e ironías con los augurios de diseccionar un acartonado establishment roído por protocolos y costumbres. Pero esta crítica incisiva se convierte poco a poco en una mirada respetuosa hacia la reina quien fue la primera víctima de un modelo educativo basado en la privacidad de los sentimientos y en la conciencia de representar una institución multisecular. Por su parte, Frears, es capaz de llegar al espíritu británico de la plebe y la aristocracia, gracias a la caracterización del Duque de Edimburgo y la republicana Cherie Blair.
Helen Mirren logra una acertada representación de la reina gracias a su magnífica composición del personaje lleno de miradas que transmiten sentimientos encontrados de arrogancia y disciplina, celos y ternura, a la vez que se encuentra en soledad y con el acecho del deber. Por su parte, Michael Sheen, supo componer un Tony Blair que evoluciona paulatinamente y con convicción desde su inexperiencia como primer ministro caído en un torbellino de situaciones atípicas para cualquier principiante.
Por lo visto, Stephen Frears, logró sacar los trapitos al sol de una familia real atacada por una desgracia ajena que, a la vez, tuvo que acercarse a quienes sintieron a Diana como La reina del pueblo.