Lo oscuro penetraba en el aire
de un suspiro vago,
que dejabas marcado
en el lóbulo izquierdo de una oreja
Las manos se escurrían
veloces entre el saco azul
buscando la curva profunda
de una espalda sencilla
Arebatado y desorientada
Victima y victimario
con sed de labios deseosos de calidez
Rostro oculto en el claroscuro de un pasillo
testigo de lo prohibido,
escalera que conduce al exterior de tu templo
y que te convierte en algo superfluo.
Me quedo con esa imagen inmóvil
en una mente sagaz.
Libellés : PO-ETICA